miércoles, 24 de junio de 2009

TRABAJO INDIVIDUAL

Sergio Ariel Borrazás

REDES SOCIALES: CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD Y MERCADO DE SUBJETIVIDADES


RESUMEN
La proliferación de las redes sociales constituyen un escenario en el que se despliegan paradigmáticamente los modos de vida que Bauman llama de consumo En ellos se establece un masivo intercambio de información, el establecimiento de nuevos modos de vincularse con otros y la constitución de la/s identidad/es de los sujetos. Lo íntimo y lo público se ven reconfigurado en un modo distinto a los correspondientes a otros momentos de la historia de la humanidad, constituyendo unos factores clave en el modo en que las subjetividades se mercantilizan, desdibujando la diferenciación consumidor-objeto de consumo.

PALABRAS CLAVE: Redes sociales, Vida de consumo, identidad, subjetividad.


INTRODUCCCIÓN

Facebook, my space, fotologs, blogs… la proliferación de todo tipo de redes sociales surgidas que encuentran como soporte material y funcional a las nuevas tecnologías llevan casi obligatoriamente a una reflexión acerca del lugar que ocupa el cuerpo de los usuarios en las interacciones virtuales que mantienen con otros. Fenómenos como el ciber-sexo, las ciudades digitales, tecnología que enfoca sus desarrollos en mantener un constante seguimiento de la ubicuidad, el topos de los cuerpos y, en ocasiones de los pensamientos, sentimientos u otras cuestiones que llevan a una redefinición de lo público y lo privado que subvierte las definiciones correspondientes a la modernidad.
“Los sitios de ‘redes sociales’ se esparcen con la velocidad de una ‘infección en extremo virulenta’” (Bauman, Z. 2007)[i] y con su expansión es posible observar cambios en los modos de relación entre personas. Sin embargo, al analizar los fenómenos relacionados con los desarrollos tecnológicos es necesario no caer en un pensamiento que lleve al reduccionismo tecnológico que plantea una direccionalidad causal que solo deja ver los efectos de la tecnología sobre las conductas, la subjetividad y la historia humanas. Este tipo de análisis podría ser el responsable de la naturalización de tecnologías que han nacido en un contexto que ha cambiado y han experimentado y siguen experimentando, al menos en algunos casos, resistencias y rechazos a las nuevas condiciones contextuales. Por citar algunas, pueden nombrarse la escuela, el trabajo y las relaciones amorosas.
Podría ser más enriquecedora una articulación que también permita observar que las tecnologías y sus usos también van cambiando en relación a nuevas conductas, ambiciones, deseos y necesidades que los individuos experimentan. Internet ha penetrado en los aspectos más variados de la vida de gente. Se ha desarrollado como un agente propulsor de innumerables nuevos modos de colaboración, comunicación, autoritarismo, distribución de conocimientos y riquezas, de relacionarse y de establecer contacto sexual, entre otras cosas. “[…]Lo virtual es una fiel representación de lo real, pero lejos de ser el vacío de la mera representación , esto, lo virtual, afecta de manera directa y no inocuamente en los hechos reales que rodea y parece representar” (García Manso, A. 2006)[ii].
Siguiendo a Bourdieu podría decirse que “los agentes sociales no son ‘partículas’ mecánicamente arrastradas y empujadas por fuerzas externas. Son, más bien, portadores de capital y, según su trayectoria y la posición que ocupan en el campo, en virtud de su dotación de capital (volumen y estructura), propenden a orientarse activamente, ya sea hacia la conservación de la distribución de capital, ya sea hacia la subversión de dicha distribución” (Bourdieu, P. y Wacquant, L. 1996)[iii]. Con esto, puede excluirse el investigador de cualquier reduccionismo social y lograr observar que los modos de relaciones que se materializan en una coyuntura dada no son resultado absoluto de las determinaciones del contexto, pues dicho contexto es posible en parte gracias a los modos de actuar, percibir y conceptualizar de los individuos que conviven en ese momento. Las características del contexto generan condiciones que repercuten en las modalidades de vínculo entre los actores participantes, pero las modalidades de vínculo generan un determinado tipo de contexto. “La ‘flexibilidad’ es el eslogan de la época […]” (Bauman, Z. 2002)[iv]. Los modos de relacionarse han cambiado en todas las esferas de la vida. Los vínculos se han vuelto menos duraderos, más efímeros, los trabajadores más desarraigados respecto de las organizaciones, los contratos de tipo matrimoniales, al estilo de “hasta que la muerte los separe” han perdido terreno frente a un tipo de relación menos duradera, más flexible frente a un contexto cambiante y menos predecible al que se encontraba instituido hasta el fin del capitalismo pesado. Las comunicaciones posmodernas tienden a la informalidad, a ser breves y a que la interioridad el individuo tome una posición poco comprometida; carece de reflexividad. Se requiere de velocidad y respuesta instintiva (López R. 2007).

PLANTEO DEL PROBLEMA

Se trabajarán aquí los textos pertenecientes a las introducciónes de vida de consumo, de Bauman, y Mutitudes inteligentes, escrito por Rheingold. Dichos artículos serán articulados principalmente con tres artículos hallados en Internet con un alto grado de pertinencia respecto de los temas allí tratados: Catálogo de sueños: las relaciones personales en Internet como producto de consumo, de Ardèvol, Chat y juventud: una aproximación cualitativa, de López, y Internet: la hora de las redes sociales, de Orihuela.
Los dos primeros constituyen investigaciones que buscan una aproximación empírica al problema de la las relaciones personales en las redes sociales y la cuestión del ofrecimiento del sujeto como producto a un mercado (la primera) y el problema del aislamiento y la identidad en los adolescentes usuarios del chat (el segundo). El artículo de Orihuela aporta generalidades referidas a los cambios producidos en la vida cotidiana por la incorporación de nuevas tecnologías de comunicación. Éstos serán herramientas para apoyar, ampliar y complementar los dos textos referidos al comienzo

LAS REDES SOCIALES Y LAS RELACIONES INTERPERSONALES

Zygmunt Bauman afirma que “en la sociedad de consumidores nadie puede convertirse en sujeto antes de convertirse en producto, y nadie puede preservar su carácter de sujeto si no se ocupa de resucitar, revivir y realimentar a perpetuidad en sí mismo las cualidades y habilidades que exigen en todo producto de consumo” (Bauman, Z. 2007)[v], agregando que “la ‘subjetividad’ del ‘sujeto’ […] está abocada plenamente a la interminable tarea de ser y seguir siendo un artículo vendible” (Bauman, Z. 2007)[vi]. La subjetividad entra así en una lógica fetichista, al igual que la mercancía lo hizo en la sociedad de productores. Ambos productos humanos ven menospreciado su origen humano a través de una ilusión, pues el trabajo y la subjetividad “comprados/vendidos” son en verdad inseparables de las personas. Este autor señala que en los sitios web abocados a la búsqueda de parejas o citas, los usuarios ofrecen una lista de cualidades, que constituyen una fuente de goce inagotable, pero que independientemente de si dichas cualidades corresponden o no honestamente a la persona que elabora su perfil, no pueden separarse realmente de éstas.
Las estrategias de los usuarios aparentan parecen corresponder a un intento de llamar la atención de otros de forma similar al modo en que el marketing empresarial lo hace con aquellos productos que desean vender. Para poder ser consumido es necesario ser visto, deseado. El Shopping es un sitio, en gran parte de los casos, en el que se acude para ver, lo que contribuye a que se desee aquello que se ofrece. Los productos exhibidos en vidriera son deseados por las personas que observan. Los chicos expresan que quieren ser famosos “’ser famoso’ no es más (¡ni menos!) que ser exhibido en la portada de miles de revistas y en millones de pantallas, ser visto, mirado, ser tema de conversación, y por lo tanto, presuntamente deseado por muchos” (Bauman, Z. 2007)[vii]. Quien es invisible, no existe, no es reconocido por otro. Se exhiben fotos, videos, pensamientos, sentimientos y hasta aquello que se hace en cada momento a través de fotologs, Facebook, Messenger y otras herramientas.

El artículo Catálogo de sueños: las relaciones personales en Internet como producto de consumo es el inicio de una investigación en la que se exponen algunos hallazgos realizados específicamente en una de las páginas de citas más utilizadas en España; mach.com.es. En la descripción, la autora detalla que el sitio “está organizado como una base de datos, un catálogo con una serie de campos que hay que rellenar obligatoriamente y que se conoce como el perfil del usuario. En él, cada participante define la imagen que dará de sí mismo para captar la atención de la posible pareja” (Ardèvol E. 2005)[viii]. Se destaca en este escrito que el diseño del perfil se encuentra fuertemente direccionado, dejando poco lugar a la improvisación. El hecho de que la autora llame a la identidad construida en el perfil como “hecha ‘a la carta’” no es azarosa. Existe un alto grado de estandarización en el modo de presentarse por los individuos, aunque posean un espacio de auto-descripción que recurrentemente es llenado con características psicológicas, morales, caracterológicas, temperamentales, la forma en que los sujetos creen que son vistos por los demás, por el detalle de sus actividades e intereses o por un simple e indirecto “te busco a ti”. La información escasa ofrecida en este campo, según la investigadora de este artículo, es decisiva a la hora de establecer un contacto con otra persona. Por el hecho de ser escasa, un pequeño detalle puede hacer que el perfil se convierta en deseable. La importancia de este campo es compartida con la presencia de una foto, que solo es permitida por los moderadores del sitio en tanto que presente una figura humana, que pretende ser la del usuario que construye el perfil.
Una pura relación puede ser definida como una aplicación de las reglas del mercado al ámbito de los vínculos humanos. “El impacto de la diferencia entre una relación de pareja y un acto de compraventa de artículos comunes –distinción or cierto profunda que surge de la mutualidad del consentimiento requerido para que la relación se inicie- resulta minimizado o directamente descartado por la cláusula que dictamina que basta con la decisión de una de las partes para que ésta termine” (Bauman, Z. 2007)[ix]. Bajo este modelo, las personas administran sus relaciones con los otros de la misma manera en que lo hacen con los objetos de su consumo. Elisenda Ardèvol, siguiendo a Núñez, observa una similitud entre una similitud entre los fenómenos del juego y el sueño y las interacciones mediadas electrónicamente: “Si el juego y el sueño permiten recrear circunstancias sociales en las cuales podemos participar sin peligro de sufrir las consecuencias, la interacción electrónica, además de una relación real con otra persona, permite una interacción con un control de implicación” (Ardèvol E. 2005)[x]. Podría pensarse que el hecho de que en estos encuentros virtuales importe más la relación que la persona se encuentra en estrecha relación con una falta de adición de ingredientes éticos característica de los que se denomina “relación pura”. Una relación duradera y franca exige un enorme esfuerzo que los sujetos “malcriados” del consumismo no se encuentran, en muchos cazos, dispuestos a realizar. Prefieren ir “[…] dejando la felicidad y el sentido en manos del destino y o la suerte, como si se tratase más de una lotería que de un acto de creación, hecho con dedicación y esfuerzo” (Bauman, Z. 2007)[xi]. La mayor parte de los estudios sobre el amor en los chats han encontrado que la gente busca diversión y pasar el rato y consideran que el amor surge de manera imprevista.
De las extracciones que Ardèvol realiza a partir de las expresiones de los usuarios en las páginas de búsqueda de parejas, se ubica una discusión acerca de si lo que sucede allí es real, si puede considerarse que dichas relaciones son francamente reales o den considerarse su existencia virtual como opuesta a una existencia real. “[…] La calidad de las relaciones, emociones, actos y situaciones acaecidas en la esfera social de lo virtual se mantienen o dan a modo de continuación, algo más allá de lo real o simplemente algo de lo real” (García Manso, A. 2006)[xii]. Todo intento de quitar a lo virtual la dignidad de ser real llevaría a una serie de malentendidos, pues los sujetos que participan en entornos virtuales sufren y provocan efectos, sentimientos y sensaciones que no pueden considerarse sui generis, sino que poseerían el mismo estatuto que las experiencias vividas en las interacciones cara a cara.

IDENTIDAD Y RELACIONES EN ENTORNOS VIRTUALES

Además de ser un servicio web que permite establecer relaciones, compartir información y coordinar acciones, las redes sociales son sitios en los que “se construye nuestra identidad social” (Orihuela, J. 2008)[xiii].
“A través del Chat el joven se instala en un lugar de pertenencia y un espacio de referencia que brinda nuevas formas de acceso a una identidad común. Participar o no de estos encuentros virtuales puede ser la clave de estar dentro o fuera de cierta realidad juvenil impregnada y delimitada por la tecnología” (López R. 2007)[xiv]. López Rocher, en su estudio cualitativo sobre el chat y los jóvenes, encuentra que los adolescentes en varios lugares del mundo se refugian cada vez en mayor medida en modos de relación que les permiten un mayor control de sí mismos.
En los resultados del estudio cualitativo sobre la opinión de los jóvenes respecto del chat realizado por López Rocher, los encuestados en general opinan que los jóvenes no están aislados, el chat se utiliza como una forma de entretenimiento y un fenómeno que hace más fácil la transferencia de información y, además, facilita y agiliza la comunicación (López R. 2007).
En contraste con estos desarrollos, debe tenerse en cuenta que Internet o cualquier otro tipo de comunicación mediada por tecnología ha dejado de ser un sitio al que solo se puede recurrir desde un ordenador de escritorio o un teléfono hogareño. Con el mayor desarrollo de los teléfonos móviles, las computadoras portátiles, sumado a Internet inalámbrico, los individuos pueden, y en mayor medida en los países más desarrollados, establecer conexión casi desde cualquier sitio. Esto lleva a que se encuentre simultáneamente en dos espacios: el físico que ocupa y el virtual en el que gran parte del tiempo conversa. El usuario debe establecer de este modo una prioridad a uno de ambos espacios. Siendo que cada conversación es un mundo y que el las tecnologías actuales requieren en ocasiones la realización a la vez de múltiples actividades a la vez y, siendo dichas actividades conversaciones, el sujeto debe poner en juego variadas apariencias públicas. (Rheingold, H. 2004)
El modo en que se comunica cada individuo y los grupos que elige como público en su actuación comunicativa forman parte de la maquinaria social utilizada para construir identidades. “la posibilidad de conectar continuamente al usuario con el grupo social virtual es, al mismo tiempo el elemento que lo aísla de los demás copresentes en el espacio público; en otras palabras, la exclusiçon es la otra cara de la moneda de la adscripción social” (Rheingold, H. 2004) [xv].

CONCLUSIÓN

Las redes sociales virtuales constituyen un fenómeno que atraviesa y es atravesado por una coyuntura que Zygmunt Bauman define como vida de consumo. En dichos espacios, además del intercambio de información, se ponen en juego vínculos y modos de relación que resultan característicos del estilo de vida contemporáneo, en el que la subjetividad se encuentra implicada en una lógica fetichista que la deshumanisa. Las relaciones se tornan más efímeras y los individuos buscan implicarse menos en ellas.
Junto a esta menor implicancia subjetiva, se observa una tendencia cada vez mayor a hacer público lo que en otro momento se reservaba a la privacidad. El mercantilismo de la subjetividad lleva a que los sujetos se constituyan en objetos de consumo, se ofrezcan y deseen ser deseados por los demás. Consumo, luego existo. Sin embargo, en la coyuntura actual, según Bauman, el límite que separaba al consumidor del objeto a ser consumido se borran y desdibujan, llevando a que se confundan en una misma entidad. Las redes virtuales en las que se busca pareja podrían ser consideradas, aunque tal vez solo provisoriamente, el paradigma de ello.
Sin embargo, no resulta pertinente una mirada horrorizada, marcada por un pudor victoriano hacia los impudorosos. Mucho menos una demonización de las tecnologías de las comunicaciones. Esto constituiría una desresponsabilización respecto a fenómenos y problemas que surgen de las propias actividades humanas. Podría afirmarse que no son las tecnologías las responsables de los vínculos y relaciones que se ven posibilitados por ellas, sino que es el uso que los sujetos hacen de ellas las que hacen surgir fenómenos productivos o improductivos, deseables o detestables, morales o inmorales.“Revelar información propia en el perfil de usuario es una condición necesaria para ser encontrado, cuanto más completo esté nuestro perfil en una red social, más sentido tiene nuestra pertenencia. Las reservas y críticas que suelen formularse acerca de la privacidad y la intimidad, pueden encauzarse fácilmente en la medida en que normalmente es el propio interesado quien define qué datos de los que aporta pueden ser consultados por qué usuarios de la red” (Orihuela, J. 2008)[xvi].
[i] Bauman, Z (2007). Vida de consumo. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Pág. 12.
[ii] García Manso, A. (2006) Virtual, real y corporal. El eros Cyborg y las identidades en el ciberespacio. En http://www.ujaen.es/huesped/rae/articulos2006/garcia06.pdf . Pág 45
[iii] Bourdieu, P. y Wacquant, L. (1996) Respuestas por una antropología reflexiva. Méjico, Grijalbo. Pág. 72.
[iv] Bauman, Z (2002) Modernidad Líquida. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A. Pág. 157.
[v] Bauman, Z (2007). Vida de consumo… Pág. 25.
[vi] Op. cit. Pág. 26.
[vii] Op. cit. Pág. 27.
[viii] Ardèvol E. (2005) Catálogo de sueños: las relaciones personales en Internet como producto de consumo. En http://www.media-anthropology.net/ardevol_catalogodesuenos.pdf. Pág. 3.
[ix] Bauman, Z (2007). Vida de consumo… Pág. 37.
[x] Ardèvol E. (2005) Catálogo de sueños: las relaciones… Pág 2.
[xi] Bauman, Z (2007). Vida de consumo… Pág. 39.
[xii] García Manso, A. (2006) Virtual, real y corporal. El eros.... Pág 45.
[xiii] Orihuela, J. (2008) Internet: la hora de las redes sociales. En http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/2962/1/nueva_revista_08.pdf . Pág. 58.
[xiv] López R. (2007) Chat y juventud: una aproximación cualitativa. Tecsistecatl. Revista Interdisciplinar, 2, julio 2007. En http://www.eumed.net/rev/tecsistecatl/n2/vlr.htm
[xv] Rheingold, H. (2004) Multitudes inteligentes. La próxima revolución social. Ed. Gedisa. Barcelona.
[xvi] Orihuela, J. (2008) Internet: la hora de las… Pág 60.



BIBLIOGRAFÍA

· Ardèvol E. (2005) Catálogo de sueños: las relaciones personales en Internet como producto de consumo. En http://www.media-anthropology.net/ardevol_catalogodesuenos.pdf
· Bauman, Z (2002) Modernidad Líquida. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A.
· Bauman, Z (2007). Vida de consumo. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
· Bourdieu, P. y Wacquant, L. (1996) Respuestas por una antropología reflexiva. Méjico, Grijalbo.
· García Manso, A. (2006) Virtual, real y corporal. El eros Cyborg y las identidades en el ciberespacio. En http://www.ujaen.es/huesped/rae/articulos2006/garcia06.pdf
· López R. (2007) Chat y juventud: una aproximación cualitativa. Tecsistecatl. Revista Interdisciplinar, 2, julio 2007. En http://www.eumed.net/rev/tecsistecatl/n2/vlr.htm
· Orihuela, J. (2008) Internet: la hora de las redes sociales. En http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/2962/1/nueva_revista_08.pdf
· Rheingold, H. (2004) Multitudes inteligentes. La próxima revolución social. Ed. Gedisa. Barcelona.

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